domingo, 24 de agosto de 2008

Valor predictivo

La función básica de un test, cualesquiera que sea, es el de predecir el estado de forma y el consiguiente nivel de rendimiento en una prueba determinada. De una forma análoga, hay otro tipo de tests que sirven para ver la evolución en una capacidad determinada que no tiene una relación directa con el rendimiento, pero que sí tiene una cierta influencia porque es la base sobre la que se construye una capacidad más específica. Un ejemplo de lo primero es evaluar el rendimiento en 60 m.l. para predecir el rendimiento en los 100 m.l. Un ejemplo de lo segundo es evaluar la capacidad de salto vertical para evaluar la fuerza explosiva necesaria para un 100 m.l. Obviamente, es más fácil que correlacione más el rendimiento del 60 m.l. que el del salto vertical con el rendimiento en 100 m.l., aunque en todos los casos se requiere de la fuerza explosiva del tren inferior.

Un problema muy común es el querer atribuirle a los tests un valor predictivo que no tienen. Yo mismo tenía valores en los test de saltos horizontales que, por las tablas, equivalían a correr los 100 m.l. en 10"5 y, en realidad, corrí en esa época en 10"9. Más llamativos son los casos de gente que, teniendo poco peso corporal y moviendo muchos kilos en media sentadilla, no son capaces de bajar de 12".

El problema de esto es que, desde un punto de vista matemático, una correlación no equivale a una relación causal, que es lo que tiende a pensar mucha gente. Simplemente es un índice estadístico que nos da un valor de la intensidad de la relación entre dos variables que no tienen por qué explicarse mutuamente. Es decir, ambas podrían tener en común depender de una tercera variable.

Sí es cierto que la fuerza explosiva del tren inferior es importante para mover kilos en media sentadilla y para correr rápido o saltar rápido, pero el rendimiento en cada prueba dependerá de muchos más factores, además de que la capacidad de manifestar fuerza explosiva es muy dependiente de a qué velocidad se realiza, es decir, no es constante dependiento de si se hace con el peso corporal en un gesto determinado o con el doble del peso corporal en otro gesto, por ejemplo, ya que cada gesto tendrá sus condicionantes característicos.

Lo correcto, por lo tanto, será el evaluar individualmente en cada caso, la evolución en determinados tests que evalúen capacidades diferentes y que tengan todos ellos cierta relación con el rendimiento final en una prueba, para saber cuáles son los puntos fuertes y cuales son los puntos débiles de cada persona.

sábado, 16 de agosto de 2008

Pseudoprofesionales

En el ámbito del deporte y la actividad física existen un maremagnum de titulaciones, funciones y competencias que, ante lo rápido del crecimiento de este sector en este país, han propiciado la confusión generalizada y una atribución de roles distorsionada por parte del usuario, ante la gran gama de servicios y posibilidades existentes.

No es el caso de la enseñanza reglada en los diferentes niveles educativos, aunque ya escuché, por ejemplo en varias ocasiones, que los Diplomados en Educación Física (que están habilitados para dar clase a los niños en educación primaria) son equivalentes a los Licenciados en CC. del Deporte y la Actividad Física, como algunos de ellos, vilmente o por estulticia, manifiestan interesadamente. Si existe esto entre colegas o familias profesionales, no voy a hablar entonces de los fisioterapeutas que también pueden diagnosticar enfermedades, prescribir medicamentos e incluso entrenar a gente.

Respecto del resto de los ámbitos ajenos a la docencia, la cultura popular ha hecho las mismas atribuciones falaces que, por ejemplo, se pueden encontrar en cualquier sector profesional en nuestro país, lo que me hace sospechar que es más una cuestión de cultura. Me refiero a que aquí, por ejemplo, tienen el mismo criterio y competencias un curandero, un fisioterapeuta y un médico. Visto esto, no me extraño de lo que pasa en el mundo del deporte y la actividad física.

Siendo autocríticos, también es posible detectar algunos factores causantes de este caos en los propios titulados y profesionales. Como en otras profesiones, cada uno ejerce libremente y trabaja con un método y un estilo determinados. Pues bien, al igual que en cualquier sector profesional, ¿cuántos trabajan con dedicación y responsabilidad? ¿Cuántos lo hacen única y exclusivamente por el dinero? ¿Cuántos deben responder ante sus jefes a criterios de rentabilidad inmediata en detrimento de una ética profesional?

A mi juicio el problema empieza aquí y, al igual que el deporte tiene su origen en lo lúdico, mucha gente inicia su carrera profesional en este ámbito con un ánimo también lúdico, lo que les lleva a la frivolidad y a la irresponsabilidad. En otros casos, los vendedores de humo convertidos en gurús, se encargan periódicamente de estafar vilmente a los que se dejan seducir por sus falsas promesas y métodos revolucionarios. Muchos de ellos emplean una fama, forjada en la ausencia de competencia en unos tiempos en los que no había más gente que se dedicara profesionalmente a lo mismo, que les hace merecedores del respeto y admiración de los neófitos y de los cándidos. También los hay que, basándose en sus resultados deportivos, acreditan una amplia experiencia, cuando no tiene nada que ver tener talento deportivo con prescribir ejercicio. Es más, la subjetividad del que fue talentoso es muy peligrosa cuando la mayoría de los que se ponen en sus manos no tienen ni la mitad de sus cualidades.

De los primeros no me asusto tanto porque, si no acaban abandonando, llegarán a ser mejores o peores profesionales, pero profesionales al fin y al cabo. Los que me dan miedo son los vendedores de humo, porque su falta de escrúpulos está bien protegida por creencias populares acerca de la capacidad física de las personas. Me explico. Pensamientos del estilo "si no lo hago mejor entrenando, es que no tengo calidad" o "si me lesiono, es porque es demasiado duro esto para mí".

Si alguien es verdaderamente inepto para una disciplina, el buen profesional sabrá asesorarle. Los pseudoprofesionales, en cambio, te darán constantes argumentos para que, al final, sea un problema tuyo. El problema más grave que me preocupa es que ciertas lesiones crónicas aparecen cuando ya han pasado años haciendo lo inapropiado entrenando y, mientras uno es joven, no se preocupa generalmente de la salud.