viernes, 21 de diciembre de 2007

Dóping

No es frecuente encontrar en la mayoría de las oposiciones a gente que recurra a sustancias dopantes ilegales para incrementar el rendimiento pero, para sorpresa de muchos, empiezan a aparecer casos en oposiciones a bombero que tienen un nivel de exigencia muy alto.

A lo largo de la historia el hombre a recurrido a sustancias para estimularse, con fines lúdicos y también para favorecer el rendimiento. Por ejemplo, en la cultura inca, los mensajeros que recorrían grandes distancias para transmitir un mensaje, lo hacían con la ayuda de la coca. Este es un hecho que antropológicamente ha de interpretarse como un fenómeno normal e inherente a cualquier cultura.

El problema está en que todo lo que se aporta de forma exógena a nuestro organismo se acaba pagando. El organismo tiene una reserva de adaptación que, ante situaciones de sobre solicitación o gran estrés (p.e. carga elevada de entrenamiento), merma nuestro rendimiento como una consecuencia de este estrés, pero que también sirve como un mecanismo de protección para inducir la recuperación y así adaptarse. En este sentido, el uso de sustancias suele encaminarse a poder tolerar más carga de entrenamiento.

Un ejemplo de que todo se paga está en los efectos secundarios de determinadas sustancias. Por ejemplo, los anabolizantes acaban provocando atrofia testicular (hipogonadismo), disminuyendo la producción de testosterona, con el subsiguiente desequilibrio hormonal y metabólico, e incluso, según algunas evidencias recientes, favorecer la aparación de cáncer de higado.

La solución está en entrenar con una organización racional de las cargas de entrenamiento. Lo normal es que haya dóping donde se entrena mucho y mal. Por otro lado, en mi propia experiencia, el recurrir a determinados productos es indicador, en muchos casos, de unos hábitos alimentarios incorrectos unido a la ausencia de rutinas recuperativas naturales como el masaje.

jueves, 13 de diciembre de 2007

Flexibilidad

La flexibilidad es la capacidad de incrementar la amplitud de una articulación sin restricciones ni dolor. Se ha considerado clásicamente como una de las capacidades físicas básicas junto con la velocidad, la resistencia y la fuerza, aunque esta taxonomía está actualmente desfasada.

El desarrollo de la flexibilidad cumple dos objetivos principalmente. El primero está relacionado con el rendimiento. Cuantas menos limitaciones se tengan para desarrollar rangos de movimiento articular aceptables en un gesto deportivo, menos limitado estará ese gesto buscando la eficiencia del mismo. Por ejemplo, una pobre flexibilidad de tobillo, por acortamiento de gemelos, es la causa principal de que a muchos opositores, cuando empiezan a entrenar con sentadillas, se les levantes los talones y no puedan mantener el equilibrio. De ahí que se tenga que empezar con una tabla debajo de los talones.

El otro objetivo importante tiene que ver con la profilaxis. Es necesario poseer determinados rangos de amplitud en las articulaciones para prevenir lesiones por esfuerzos intensos que requieren de amplitudes importantes. El ejemplo típico es el de acortamiento de la musculatura posterior del muslo que, si no está suficientemente tonificada y flexible, puede ceder y no soportar las elevadas tensiones a las que se llega corriendo en la fase de velocidad máxima del 100 m.l.

Aparte de los dos objetivos anteriores, el realizar ejercicios de flexibilidad en según qué partes de la sesión, puede favorecer o potenciar la ejecución de determinados ejercicios. La cuestión está en que según los objetivos del sujeto y sus cualidades, este tipo de efectos pueden tener efectividad o no. Por poneros un ejemplo, los estiramientos en el calentamiento, que muchos asumen como imprescindibles, están siendo cuestionados por nuevos estudios que encuentran una pérdida de potencia en la ejecución de determinados ejercicios realizados posteriormente. Pero éste es un tema que aún está en discusión...

viernes, 7 de diciembre de 2007

Velocidad

La velocidad es la capacidad, según se deduce de la fórmula v=e/t, de desplazarse una distancia en un tiempo determinado. Desde un punto de vista deportivo y de oposiciones, nos referimos a las pruebas de más corta duración que, por lo elevado de la intensidad, se dan en llamar pruebas de velocidad, en contraposición a las de fondo.

El caso más típico en una oposición son los 100 m.l., aunque en algunas ocasiones piden distancias inferiores (50 o 60 m.l.) o superiores (200 m.l.). La capacidad de un sujeto de ser rápido está muy marcado desde el punto de vista genético. Aunque depende de muchos más factores, uno de los más importantes es el poseer un porcentaje elevado en el músculo de fibras de contracción rápida, lo que no quiere decir que por tener más fibras de contracción rápida se sea más veloz. Este es el motivo por el que, tras un trabajo de fuerza bien hecho se mejora en las pruebas de velocidad, porque aunque no aumentemos el número de fibras rápidas, sí lo hacemos con su tamaño.

Una de las claves del éxito en una prueba como el 100 m.l. está en el superar exitosamente cada una de las fases en las que se puede diseccionar: salida-aceleración-velocidad máxima-resistencia a la velocidad. A muchos les habrá sorprendido esto, pero en una prueba como el 100 m.l. ¡también hay resistencia!

Pero no todas las partes valen lo mismo. Por ejemplo, la salida es una parte muy pequeña que no decide nada y que, incluso, buscando hacerla más explosiva, se pueden hipotecar fases posteriores más importantes. Sin duda alguna la que más diferencia a los buenos de los malos es la velocidad máxima, que además está muy directamente relacionada con la de aceleración y la de la resistencia, lo que obliga a entrenarla considerando estas otras fases en conjunto.

Para que lo entendais, voy a poner dos ejemplos extremos con fines didácticos. El que sale muy rápido y acelera también muy rápido, va a alcanzar una velocidad máxima inferior y, además, va a estár más tiempo perdiendo velocidad, pues le quedan más metros de resistencia hasta la meta. El caso contrario es el del opositor que prolonga tanto la aceleración que puede alcanzar una velocidad máxima mayor y estará, por lo tanto, menos tiempo en la fase de resistencia. Éste último hará, sin duda, mejor tiempo. Pero, ¡ojo! esto que acabo de decir afecta al cómo preparar la carrera, entrenando más las fases que nos interesan y no al hecho de que, en todos los casos, se ha de correr siempre al máximo desde el disparo de salida.
De la velocidad en natación o en el circuito de agilidad hablaremos otros días...

domingo, 2 de diciembre de 2007

Teoría y Práctica

Algunas veces determinadas personas me acusan de "entrenador teórico" por el hecho de recurrir a la información existente para explicar las cosas o tener determinada formación y, según ellos, carecer de la experiencia necesaria...

Lo primero que les explico es que la teoría surge de la práctica. Es decir, lo que se publica siempre es a partir de la experiencia profesional, pues los estudios que aparecen en las revistas científicas suelen ser de grupos de trabajo que diseñan experimentos para comprobar lo que en la práctica cotidiana observan o les comunican otros colegas. Por lo tanto, la teoría no es una invención sino una realidad fruto de la experiencia. La experiencia es la madre de la ciencia.

Otro punto que me gusta dejar claro es que, los que nos adscribimos a la ciencia, trabajamos con ventaja porque tenemos acceso a información privilegiada. En los círculos científicos, consultando las revistas especializadas y hablando con colegas expertos, obtenemos información que no está al alcance de la mayoría de la gente hasta que, pasados varios años, llega a las facultades o centros de formación especializados y es impartido como materia de estudio obligatoria.

Por último, el conocimiento de las reglas de la investigación científica proporcionan la capacidad para analizar y comprender la propia realidad de una forma objetiva, pudiendo así tener la independencia para organizar eficientemente la intervención profesional sin depender de los modelos de intervención que nos aporten en los cursos o centros de formación habituales. Es decir, nosotros elaboramos nuestro propio modelo fundamentado en conocimiento científico.

O sea, que si alguién te acusa de que no tienes experiencia, pero estudias muy duro, puedes decir que sí tienes mucha experiencia: la de los que llegaron antes que tú y lo comunicaron a través del método científico.