
Su aplicabilidad está en que se mejora la fuerza explosiva del miembro inferior, repercutiendo positivamente en el rendimiento en la carrera. El principio del efecto de este método está en que se involucra de una manera importante toda la musculatura de la locomoción pero con unos niveles de tensión más elevados, estimulando la producción de fuerza rápida.
Por otro lado, es un método muy agresivo. Ha de entenderse que no todo el mundo tiene las condiciones necesarias (peso, flexibilidad, etc.) para tolerar en el aparato osteo-articular, sin lesionarse, la carga de los impactos al contactar con el suelo. Ésa es la razón por la que, antes de comenzar con ejercicios de saltos reales, hay que simplificar y trabajar con ejercicios o saltos más simples y en condiciones menos agresivas (superficie blanda, poca velocidad, etc.), para ir dominando la técnica y conseguir una adaptación previa del organismo, además de tener unos niveles mínimos de condición física.
Por último, está la calidad de la ejecución. Como en la pliometría, si no hay un mínimo de velocidad, no hay estímulo. Pero esto es lo que, a su vez, incrementa el riesgo. Así, no es aconsejable pasarse en la cantidad de impactos por entrenamiento. El Profesor Martín Acero dijo en una ocasión que recomendaba 60-80 por sesión. Yo añadiré que, si se pierde rendimiento entre series, incluso se excusa el llegar a esa cantidad, como es el caso de los opositores, que no son atletas.