lunes, 29 de octubre de 2007

¿Resistencia?

Hablando el otro día con un amigo opositor, surgió la discusión sobre que lo que él pensaba que era resistencia, en esencia no lo era, ¿o sí? El problema, como en muchos casos, está en la nomenclatura.

Muchas veces, los tecnicismos que un profesional emplea coinciden en la forma, pero no en el concepto, con lo que popularmente se tiene asumido. Cada uno en su profesión o en los estudios que haya cursado lo habrá experimentado alguna vez respecto de cualquier palabra. Eso es lo que nos pasó a los dos. Cuando él hablaba de resistencia, no estaba hablando del mismo concepto al que me refería yo, aunque los dos empleábamos la misma palabra.

Pero, ¿qué es la resistencia? La resistencia se define como la capacidad psico-física de resistir a la fatiga. Así de sencillo, aunque ya la definición nos advierte de un detalle cuando implica la psique al mismo tiempo, pues es posible que alguien que en realidad sí podría resistir a un esfuerzo desde un punto de vista fisiológico, aguante menos por una cuestión de voluntad o poca tolerancia al sufrimiento.

¿Y la fatiga? La fatiga, sin entrar en tecnicismos, se puede definir como la incapacidad para mantener un nivel de esfuerzo determinado. Aquí es donde yo quería llegar. Si tenemos en cuenta esto, es fácil comprender que también nos podemos fatigar en multitud de situaciones que nada tienen que ver con los deportes de fondo. Así, habría fatiga a la fuerza máxima, a la fuerza explosiva, a la velocidad máxima, etc. Por esta misma razón, se podría entrenar la resistencia a la fuerza máxima, a la fuerza explosiva, a la velocidad máxima...

Estos tipos de resistencia obedecen a un criterio de orientación de la carga o tipo de estímulo de entrenamiento. Pero podríamos clasificar en base a muchísimos criterios para "dar más en el clavo". Así, podríamos diferenciar ejercicios que involucran mucha masa muscular o poca, que se ejecutan a diferentes velocidades, que se realizan en diferentes posiciones, que implican desplazamiento o no... Así, hasta una gran cantidad de situaciones que nos llevarían a la conclusión de que en cualquier caso nos referiremos a la resistencia especial o específica de cada situación.

Pero que exista una resistencia especial no significa que, entre muchas situaciones diferentes, no haya factores en común que favorezcan o supongan una ventaja para ser más resistentes. Así, referido a lo que los fisiólogos llaman factores centrales, un corazón de atleta, que es un corazón con una gran hipertrofia capaz de bombear más sangre por unidad de tiempo, es una adaptación común entre dos deportistas tan diferentes como un ciclista en ruta y un corredor de fondo. Obviamente, ese corazón es un factor importante e imprescindible para poder llegar a ciertos niveles, pero lo que diferencia a los buenos de los mejores, son otros muchos más factores que tendrán que ver con la resistencia especial en cada modalidad deportiva.

Hablando de opositores, hace falta una resistencia especial para cada una de las pruebas o partes de las mismas. Pero esto no significa que una gran cantidad de factores comunes y no comunes entre las pruebas, nos permitan ser más resistentes, sin trabajar la resistencia especial en cada caso. De hecho, la resistencia especial es, probablemente, uno de los factores que más interfieren en el desarrollo de capacidades antagónicas, si recordamos todo lo relativo al entrenamiento concurrente.